Investigar. Hacer preguntas, encontrar respuestas. Argumentar.

  1. Hacer preguntas y encontrar respuestas.
    • EJEMPLO PRÁCTICO (parte 1)
      • Paso 1: Damos un nombre a nuestro tema. Tema.
      Al principio de nuestro proyecto de investigación, cuando sólo tenemos un tema y los primeros indicios de unas pocas buenas preguntas, intentamos describir nuestro trabajo con una oración similar a esta:
                      Estamos aprendiendo acerca de/ trabajando sobre/ estudiando …
      Llenamos los puntos suspensivos con unas pocas frases nominales, asegurándonos de incluir uno o dos de esos sustantivos que pueden traducirse en un verbo o en un adjetivo.
      • Paso 2: Sugerimos un pregunta. Pregunta.
      Tan pronto como podamos, intentamos describir más exactamente nuestro trabajo agregando a la oración anterior una pregunta indirecta que especifique algo acerca de nuestro tema que no sabemos o no comprendemos completamente, pero queremos hacerlo:
                      Estamos estudiando X porque quiero descubrir  quién/ qué/ cuándo/ dónde /si / por qué/ como …
      Ahora llenamos los puntos suspensivos con un sujeto y un verbo.
      • Paso 3: Motivamos la pregunta. Justificación racional.
      Si logramos dar este paso nuestro proyecto contará con una justificación racional que explica por qué es importante formular nuestra pregunta. Para lograrlo debemos agregar un elemento que explique por qué hacemos la pregunta y qué intentamos obtener con la respuesta. A la oración anterior debemos agregar una segunda pregunta indirecta, introducida con:
      Estamos… para comprender cómo / por qué o si …

      Recordamos que nuestro objetivo final es explicar:
               Sobre qué escribimos: el tema.
      o   Lo que no sabemos sobre el mismo: la pregunta.
      §  Por qué queremos saber sobre él: la justificación racional.
      Sabremos que tenemos un proyecto de investigación en marcha cuando lo que sigue a la expresión para comprender es importante no sólo para nosotros sino también para nuestros futuros oyentes o lectores.
       
      EJEMPLO PRÁCTICO (parte 2)
       
      Sigamos ahora los mismos pasos de antes pero vamos a enfocarlo hacia nuestros posibles lectores. Nada es más valorado que la capacidad para reconocer un problema importante para un usuario, un cliente, el jefe, el profesor o la gente en general, y luego plantearlo de una forma que convenza a los lectores de que el problema que hemos descubierto es importante para ellos y que hemos encontrado su solución.
      • Paso 1: Damos un nombre a nuestro tema. Tema.
      Al principio de nuestro proyecto de investigación, cuando sólo tenemos un tema y los primeros indicios de unas pocas buenas preguntas, intentamos describir nuestro trabajo con una oración similar a esta:
                      Estamos investigando/escribiendo sobre …
      • Paso 2: Formulamos la pregunta indirecta (y definimos la condición del problema). Pregunta.
                     Estamos investigando/escribiendo sobre X porque intentamos mostrarles  quién/ qué/ cuándo/ dónde /si / por qué/ como …
      • Paso 3: Formulamos de qué manera la respuesta ayudará a los lectores a comprender algo todavía más importante (y definimos el coste/beneficio de la respuesta). Justificación racional.
      Estamos investigando/escribiendo sobre X porque intentamos mostrarles  quién/ qué/ cuándo/ dónde /si / por qué/ como … para explicarles cómo/por qué
      vanzar en el mundo no sólo depende de resolver problemas, sino también de encontrarlos (reconocer y articular un problema de forma clara y concisa).

  2. Argumentar en vez de opinar.
    •  Partes de una argumentación.
    • Según Booth et al. (2008) “Cuando formula sus argumentos, ningún hábito mental le servirá mejor que imaginarse participando en una conversación con sus lectores en la que usted hace afirmaciones, sus lectores hacen buenas preguntas y usted las responde lo mejor que puede” (pag 112)
      Habitualmente una argumentación consta de:
      ·         Una afirmación
      ·         Las evidencias y/o fundamentos que la sustentan.
      ·         La justificación (principio general) de por qué creemos que nuestras evidencias son pertinentes para nuestra afirmación (garantía).
      ·       Las condiciones (condicionamientos) bajo las cuales la afirmación es válida y que pueden limitar/precisar nuestras certezas.
      En todo caso los dos elementos que siempre debemos formular explícitamente al argumentar son: una  afirmación y las evidencias que la sustentan. La afirmación expresa lo que queremos que nuestros lectores crean y las evidencias o fundamentos son las razones por las que deberían creer nuestra afirmación.
    •  Análisis de cada parte
    • La afirmación principal y las evidencias constituyen el núcleo principal y conceptual de nuestro informe de investigación, la parte que refleja nuestra contribución personal a la investigación sobre el tema y debe satisfacer las expectativas de los lectores.
      Para mantener la atención e interesar a nuestros posibles lectores la afirmación principal que hagamos (así como las afirmaciones subordinadas que la apoyen) han de ser sustantivas, discutibles y explícitas (específicas). Sustantiva porque los lectores quieren que les ayude a comprender algo importante y sustancial. Discutible en la medida en que la afirmación sea capaz de modificar algo en lo que creen. Y explícitas en un lenguaje lo suficientemente detallado y específico en el que se reconozcan los conceptos centrales del tema.
      Para que nuestros lectores no rechacen nuestras evidencias porque las crean débiles, éstas deben ser veraces, precisas, suficientes, representativas, autorizadas y claras. Veraces, en cuanto a que son verdad y no tienen errores o fallos. Precisas, en cuanto a que llegan al nivel de medición y especificidad necesario en cada disciplina. Suficientes en número y relevancia. Representativas porque reflejan lo principal y la diversidad de lo estudiado. Autorizadas porque cuentan con las suficientes referencias y citas de autoridad actualizadas. Y clara porque los lectores deben entenderlas y ver en ella lo que nosotros queremos que vean.
      Las justificaciones son las bases de nuestras creencias y razonamientos. Para explicar por qué nuestros datos son pertinentes debemos articular un elemento que les muestre a los lectores cómo nuestras evidencias sustentan la afirmación. Esta conexión entre afirmación y evidencia es su justificación. Una justificación es un principio general que crea un puente lógico entre una evidencia particular y una afirmación particular. Las justificaciones se encuentran en las teorías que orientan nuestra investigación, en las definiciones de los conceptos o incluso en las metáforas que utilizamos. Las justificaciones deben ser verdaderas, claras, apropiadas y aplicables. Las justificaciones pueden estar basadas en la experiencia empírica, en la autoridad en la materia, ser extraídas de sistemas previos de conocimientos y creencias, heredadas del “conocimiento común” de nuestra cultura, o ser justificaciones metodológicas -patrones generales de pensamiento sin contenido específico hasta que se aplican a casos concretos- (generalizaciones, analogías, causa-efecto, signos y categorizaciones).
      Y por último si no queremos que nuestro argumento sea crudo, ingenuo y sin matices debemos condicionar nuestra argumentación. Ya hemos comentado que las afirmaciones que hagamos deben ser discutibles, lo cual lleva a los lectores inteligentes a cuestionar las condiciones bajo las cuales la afirmación es verdadera y los límites de su certeza. Una afirmación significativa casi siempre depende de supuestos que son verdaderos sólo en ciertas circunstancias. Y no suele ser posible proponer argumentaciones cuya verdad se mantenga segura en el transcurso del tiempo.
      Los condicionamientos son aquellos elementos que reconocen las objeciones y los límites de nuestras certezas.
      Vemos en la siguiente figura como lo resumen Booth et al. (2008)