Aprender a saltar a la comba

Aquí os dejo algunos vídeos para que aprendáis a saltar a la comba y podáis hacer vuestras coreografías.

E. F. Comba Saltos Básicos

















Sistemas de aporte de energía para la actividad física

En torno al concepto de energía


  • Capacidad para realizar un trabajo
  • Los músculos para contraerse necesitan energía
  • Los músculos obtienen esa energía necesaria de la energía química contenida en los alimentos

Dependiendo del tipo de esfuerzo, de su intensidad y duración, nuestro organismo se
abastecerá de un tipo de fuente de energía u otra ya que no todas las actividades físicas
requieren lo mismo energéticamente.

La fuente inmediata de energía: el ATP (adenosín trifosfato)

ATP es la abreviatura de Adenosin Trifosfato o Trifosfato de Adenosina, y se trata de una molécula compuesta por un núcleo (adenosín) y un grupo de tres fosfatos. Todos los organismos vivos recurren a este sustrato como fuente energética primaria. Los depósitos energéticos de ATP no son muy elevados, de ahí que sea constantemente renovada y resintetizada.

El ATP es la única fuente inmediata de energía. Se almacena en la mayoría de las células, sobre todo en las musculares. Cuando el último enlace de fosfato se rompe desprende energía que es aprovechada por la fibra muscular
Los hidratos de carbono y las grasas han de ser transformados en otras sustancias para obtener ATP. Es la forma que debe asumir todo tipo de energía química (como la de los alimentos) antes de poder ser utilizada por las células musculares.

Partes de la molécula de A.T.P.

  • Adenosina: gran complejo de moléculas
  • Grupo fosfatos: 3 P.
  • Enlaces de energía:
  • Los que unen al grupo de fosfatos entre sí son “enlaces de alta energía”
  • Un mol de A.T.P. descompuesto libera de 7 a 12 calorías.
La descomposición de ATP para producir energía se denomina hidrólisis, ya que requiere agua, dando como resultado una nueva la molécula, denominada ADP (Difosfato de Adenosina).



El ADP puede volver de nuevo a convertise en ATP (fosforilación) y por consiguiente, reusarse, lo que se conoce como el ciclo ATP/ADP. Para llevar a cabo este proceso se requiere de energía.

El ATP está constantemente siendo reciclado por el cuerpo, de modo que se necesitará el soporte energético para que de lugar a esta reacción continua. Cuando realizamos una actividad física, en función de la intensidad, el cuerpo reclamará un cierto ritmo para evitar la demora en el suministro energético; en tal caso, a mayor intensidad, dicha necesidad se hará mucho más notable, y si nuestra capacidad física es limitada, el rendimiento será el mayor perjudicado.
Si existe la presencia del oxígeno en este proceso, estamos ante el metabolismo aeróbico, y sino hay oxígeno, el metabolismo anaeróbico.
El ciclo ATP-ADP tiene que ver con el almacenamiento y uso de energía en organismos vivos


Con lo anterior, nos podemos hacer una idea de que precisamente el tipo de sustrato energético será el que gobierne sobre la velocidad a la que se puede reclamar la deuda de ATP, es decir, el ritmo en el que se produce el intercambio energético.

El Organismo tiene tres formas diferentes de proveer energía a nuestros músculos:

  1. Anaeróbica aláctica
  2. Anaeróbica láctica
  3.  Aeróbica
El cuerpo necesita energía para realizar el trabajo, ya sea sentarse, caminar o realizar trabajos intensos. Esta energía viene en forma de ATP. La rapidez con que nuestro cuerpo puede hacer del uso de ATP estará determinado por los tres sistemas de energía cardiovasculares: para producir ATP, el cuerpo solventará esta demanda basándose en la urgencia del cuerpo y la cantidad que necesita.

Entre la serie de desafíos físicos que todo deportista de alto rendimiento debe enfrentar, el manejo de la energía es uno de los más importantes. Durante el transcurso de una actividad física, existe un período en que nuestro cuerpo pasa de un estado basal a un estado de activación, momento en que se ponen en marcha una serie de procesos fisiológicos – conocidos como sistemas energéticos – que resultan fundamentales para mantener la intensidad y hacer frente a la demanda impuesta.

Estos sistemas energéticos representan las vías metabólicas a través de las cuales el organismo obtiene energía para realizar un trabajo.

Como se ha visto, en todo esfuerzo físico interviene siempre la molécula fundamental en la producción de energía conocida como ATP (adenosintrifosfato). El ATP es generado a partir de la síntesis de los alimentos por tres sistemas de energía:


1.- SISTEMA ANAERÓBICO (sin O2) ALÁCTICO ( sin producir ácido láctico)

  • Llamado también “sistema fosfágeno”: A.T.P. - P.C.
  • Esfuerzos muy intensos pero de corta duración ( de 5” a 15” aprox.)
  • Como pueden ser saltos, lanzamientos, esprines. Los músculos necesitarán una fuente de energía que esté a disposición rápidamente. No tendrán tiempo de utilizar el O2 de la respiración y recurrirán al A.T.P. y P.C. (fosfocreatina) almacenados en las células musculares.
  • Las reservas de A.T.P. y fosfocreatina están a disposición rápidamente pero también se agotan rápidamente. Si el ejercicio continúa necesitaremos otro sistema energético al que recurrir.

Descomposición de ATP


Sistema fosfágeno



2.- SISTEMA ANAERÓBICO (sin O2) LÁCTICO (se produce ácido láctico)


  • Llamado también “glucolisis anaeróbica”.
  • “glucolisis”: degradación de azúcares (glucógeno) acumulados en los músculos y sobre todo en el hígado.
  • “anaeróbica”: sin presencia de O2.
  • Se utiliza en actividades que van desde 15 segundos a 1 minuto. 
  • Si el esfuerzo ( muy intenso ) dura más de 30´´ aprox. y hasta 2´ aprox. se habrán  agotado los fosfágenos pero todavía es insuficiente el O2. Equivale a carreras de medio fondo (de 200 m a 800 m aprox.) o a deportes de equipo o a finales de 1500 m o de la milla.
  • Cuando el azúcar se descompone parcialmente, uno de los productos de la descomposición es el ácido láctico (da nombre al sistema). Este se acumula en los músculos y en la sangre si se mantienen las contracciones en condiciones anaeróbicas. Al sobrepasar el 0,4% se producirá “acidosis”(dolor y espasmos musculares, fatiga muscular transitoria, que nos forzará a abandonar el ejercicio).



3.- SISTEMA AERÓBICO  (Con Oxígeno. Oxidativo)


Si el esfuerzo se prolonga más de 3’ dará tiempo a que el O2 de la respiración oxide al glucógeno, grasas, proteínas y ácido pirúvico. Se obtendrá: A.T.P. (en mucha cantidad)H2O (útil para la propia célula) CO2 (Se llevará al pulmón)
  • El ATP se obtiene del metabolismo aeróbico de los hidratos de carbono, grasas y proteínas.
  • Interviene el oxígeno
  • No acumula ácido láctico
  • El proceso ocurre en las mitocondrias
  • Se utiliza en actividades que requieren poca energía por unidad de tiempo
  • A partir del minuto la energía requerida se obtiene por esta vía metabólica
  • Se utiliza fundamentalmente en actividades de larga duración como ciclismo en ruta, carrera de fondo, esquí de fondo ...
  • La producción de energía por esta vía está limitada por la capacidad del sistema cardiovascular para suministrar oxígeno para la oxidación
El comienzo de la transformación de los hidratos de carbono por la vía aeróbica comienza igual que el metabolismo anaeróbico láctico. Pero al llegar al ácido pirúvico en lugar de transformarse en ácido láctico entra en la vía metabólica aeróbica. Ciclo de KREBS
Es en las mitocondrias donde se obtiene la casi totalidad del ATP

¿Y cuando quemamos las grasas?

  • El tejido adiposo está compuesto por triglicéridos y agua.
  • Los triglicéridos se escinden en glicerina y 3 ácidos grasos
  • Los ácidos grasos sufren una serie de transformaciones en la mitocondria que dan lugar al ATP
  • Se utilizan sobre todo en esfuerzos de muy larga duración

Conclusión

Resumiendo, tenemos dos sistemas de energía que funcionan sin oxígeno (anaeróbicos) y un sistema que requiere una entrada constante de oxígeno (aeróbico), con niveles muy diferentes de liberación de energía. Estos tres tipos de fuentes energéticas se mantienen activas de forma simultánea en todo momento. Sin embargo, existirá cierta predominancia de una sobre otra dependiendo estrictamente del tipo de actividad que estemos realizando, su duración y la intensidad de la contracción muscular, entre otras cosas.

Así es como cada cuerpo precisará de un aporte particular de sustrato energético, dependiendo de la actividad en curso. Lo ideal es conseguir la suficiente flexibilidad metabólica, para utilizar de manera eficiente los distintos mecanismos que ofrece nuestro cuerpo.

Los corredores de maratón saben que sus posibilidades de acabar los 42 km están relacionadas con un correcto entrenamiento y una buena planificación deportiva. Esto les permitirá administrar la energía de manera eficaz y estar preparados para hacer uso de los triglicéridos como principal sustrato energético. Un corredor de 400 m, en cambio, mantendrá un balance favorable hacia la vía glucolítica para acabar dándolo todo, mientras que un corredor en un sprint de 100 m hará uso del sistema de fosfocreatinas.

Juegos y deportes populares, autóctonos y tradicionales.

Juegos y Deportes Populares, Autóctonos y Tradicionales.

Juan C. Pérez. 

Introducción y precisiones terminológicas.


   A
demás de la institucionalización y comercialización del deporte y de determinadas actividades físicas; se ha mantenido a lo largo del tiempo los juegos y deportes populares, autóctonos y tradicionales. Nos estamos refiriendo a manifestaciones motrices lúdico-culturales que también son elementos que forman parte de nuestra cultura y sociedad. Los “apellidos” que utilicemos nos dirán, en este caso, datos sobre su difusión u origen (populares), su localización o extensión geográfica (autóctonos) y sobre su pervivencia y raigambre (tradicionales).
    
           Así podríamos establecer como juegos populares aquellos cuya práctica o conocimiento está muy extendido entre un grupo social. O también como aquellos que surgen de la cultura popular, es decir, que no vienen impuestos o se extienden desde unas jerarquías superiores o institucionales. Esta segunda definición puede plantear problemas pues muchas veces es difícil rastrear el origen de una actividad y porque en otras ocasiones, a pesar del origen, cuando ciertas manifestaciones se extienden y cuajan en la cultura popular quedan tan matizadas y transformadas que su origen es poco significativo.
               Algunos de estos productos culturales se transmiten de generación en generación pudiéndose hablar en este caso de “juegos tradicionales”. Aunque hay que comprender que en esta transmisión, aunque la estructura de la actividad permanezca constante, los valores culturales y sociales se van modificando y transformando.
               El calificativo autóctono nos habla del origen territorial y la localización geocultural del juego o deporte, lo autóctono es lo típico, lo propio, no venido de fuera, de una determinada zona.
               Establecida la poca significatividad del origen social o territorial del juego, dada la existencia de troncos y nexos comunes y un intercambio cultural intenso y dilatado en el tiempo; tanto Moreno Palos[1] (1992) como Trigo Aza[2] (1994) prefieren finalmente la denominación de “tradicionales”. Entendiendo por tales, los juegos, quizá los más antiguos, que provienen de la herencia de generaciones anteriores y que poseen un marcado carácter cultural desde el punto de vista antropológico. Se han venido transmitiendo, generalmente de forma oral, de padres a hijos, de hijos a nietos, de niños mayores a niños pequeños en un proceso a la vez  de mantenimiento y evolución. Se dan en una determinada comunidad definida por pautas culturales propias y participan de dichas pautas y valores, ayudando a su transmisión; participan, por tanto en el proceso social que los antropólogos denominan como enculturación.
               El hecho de añadir la palabra “deporte” puede venir de que muchas de ellas han sufrido un proceso de evolución progresivo en complejidad, debido a un aumento de nivel de práctica y practicantes, el juego se reglamenta, el terreno, los elementos y los instrumentos de juego se unifican, se da una evolución en complejidad de las habilidades de ejecución técnica y en el entrenamiento y aprendizaje de las mismas. Y terminan adoptando formas organizativas (reglamentos, federaciones, com-peticiones, categorías...) similares a las deportivas. Y también puede venir del “prestigio” que ésta calificación de deporte puede dar a este tipo de actividades.
               Se puede ver en este rasgo, nuevamente, cómo las formas tradicionales de acción motriz van siendo impregnadas por otro modelo cultural como es el hegemónico en la actualidad.


¿ Cómo se transmiten ?



   E
n  nuestra sociedad occidental la preocupación por el éxito, el rendimiento, el aprovechamiento del tiempo, la cuantificación y el récord, así como la progresiva tecnificación, el cambio constante, el consumo, la imagen o apariencia; son constantes definitorias que terminan impregnando otras dimensiones o actividades como son las actividades físico-deportivas o los juegos tradicionales.
               Surgen continuamente, amparadas por el desarrollo de nuevos materiales, nuevas actividades lúdicas para el consumo, se buscan resultados rápidos, grandes sensaciones en poco tiempo o escaso gasto de tiempo en el aprendizaje.
               Resurgen juegos tradicionales con elementos materiales nuevos (normalmente sobre ruedas e individuales) como son las bicicletas, los monopatines, los patines o los patinetes, pero con características muy diferentes a las de antaño.
               Por otra parte, la falta de espacios y tiempos, la inseguridad, el desarrollo de pasatiempos tecnológicos y la saturación de actividades “organizadas”; nos hacen asistir a la desaparición de juegos tradicionales infantiles de importancia clara en el desarrollo físico y social de la persona.
               En la actualidad se puede constatar, dentro del amplio proceso de globalización que estamos sufriendo, una homogeneización de prácticas motrices organizadas. Los medios de comunicación propagan determinados modelos como una forma de colonización eficaz. Ante dicho fenómeno, caben todas las posturas, desde la asimilación tal cual del modelo, la adaptación del mismo a las características propias o la potenciación de nuestros modelos tradicionales, aceptando la diversidad como una ventaja y una riqueza.
               En estos momentos en que la transmisión oral (canal habitual de los juegos tradicionales) está debilitada, se buscan otras alternativas, como la transmisión escrita, para evitar su pérdida. Instituciones como la escuela juegan un papel decisivo en la diversidad de juegos tradicionales.
               Es necesario activar vías para la transmisión generacional que nos asegure este patrimonio cultural y esta actividad, tanto infantil como adulta, del juego tradicional que nos puede proporcionar calidad de vida y salud, entendiendo ésta como bienestar físico, psíquico y social.
               En estos procesos de recuperación y conservación, es importante tener en cuenta que el valor de estos juegos no radica solamente en su estructura, práctica o desarrollo de capacidades; sino también en la relación del juego con otros hechos socio-culturales, el vocabulario, los materiales utilizados y sobretodo en el tipo e intensidad de relaciones entre los participantes. Es por esto que su potencial educativo, cultural y social se multiplica si la transmisión y práctica se realiza de una forma intergeneracional poniendo en contacto, por otra parte siempre tan agradecido y de enriquecimiento mutuo, a los mayores con los niños.


Interés educativo de los juegos tradicionales


   A
lguno -seguro que hay más- de los atractivos pedagógicos de los juegos tradicionales radicarían en:


·        Ser un elemento de enculturación, de acercamiento y conocimiento de la propia cultura e incluso de otras culturas (valores, vocabulario, herramientas u objetos, materiales, relaciones con el medio ambiente, historia, mitología, costumbres, artes o literatura, asociados a estos juegos).
·        Aportar una gran riqueza de situaciones motrices, contribuyendo al desarrollo de las capacidades de todo tipo de sus practicantes.
·        Servir parámetros para el análisis comparativo con las prácticas motrices de la actualidad.
·        La posibilidad de poner en contacto a los niños y niñas con otras generaciones (padres, abuelos...) ayudando a una comprensión y enriquecimiento intergeneracional.
·        Suponer una alternativa más para la ocupación del ocio y tiempo libre de los niños y niñas.


Visión etnográfica del patrimonio lúdico.


   N
uestro país ofrece una gran variedad de juegos y deportes tradicionales, incluso en el más recóndito pueblecito se pueden detectar muestras de dichas prácticas. En un tiempo hubo autores que intentaron un estudio de dichos juegos y deportes a nivel de toda la nación como GARCÍA SERRANO[3] (1974) y el ya comentado de MORENO PALOS (1992). Posteriormente los estudios se han ido haciendo mas localistas y con mayor intención de aplicarlos educativamente, entre ellos destaca la obra de Eugenia TRIGO AZA (1994), aunque también podemos encontrar muy diversas monografías publicadas por los Centros de Profesores o por Instituciones como Ayuntamientos, Diputaciones, Comunidades Autónomas, Cajas de Ahorro...
               Estas recopilaciones no sólo se han realizado en muchos lugares de España, sino que también se realizan en otros países, incluso el Consejo de Europa pretende organizar cada dos años un seminario europeo sobre estas manifestaciones. Recojo aquí (como muestra un botón), un pequeño libro, delicioso, realizado por PRECU, Corporación de Producciones Educativas y Culturales de Quito-Ecuador y editado por Gráficas Ribadeneira en Agosto de 1992, titulado “Juegos de Nuestra tierra”  y que entre otros (91) recoge los siguientes juegos: Aire-tierra-mar, el asaltante, el fantasma, el pañuelo, el ratón y el gato, esto me recuerda, Juan pirulero, la cadena, la carretilla, la gallina ponedora, la gallina ciega, la reina coja, las cuatro esquinas, los marros, los trompos, los zancos, pelota caliente, pelota envenenada, policías y ladrones, rayuela la semana, tres en raya...
               Hay algunos juegos que son casi idénticos en lugares alejados del mundo.  Tal y como dicen RUIZ VEGA, A. LAHOZ GOIG, I. y GOIG SOLER, I. [4] (2000): “La tierra, que ahora se nos ofrece cercana y antaño muy lejana, ha dado lugar a culturas muy distintas y, sin embargo han viajado, se han intercambiado –sin necesidad de pantallas TFT- partes de esa cultura que con el tiempo se ha ido asimilando como propia. De siempre han existido viajeros, vagabundos, conquistadores, buhoneros, serratianos drapaires, que han actuado de transmisores. Gentes fascinadoras alrededor de los cuales se arremolinaban los niños para aprender juegos, ese lenguaje universal.
               De este modo los numerosos niños de los países asiáticos, los no menos numerosos de África o Suramérica, juegan al colache o la rayuela, al igual que lo hacemos los indoeuropeos, gracias a que en un momento de la historia los soldados romanos, aprovechando las losas de sus calzadas, enseñaron ese juego a los niños de los países que conquistaban. Y luego los hispanos, tocados por la céltica locura de marchar a Occidente, difundimos este y otros juegos por las llamadas Indias. ... Del mismo modo, una cultura tan lejana como la china transmitió el juego del diábolo. O la griega el de las tabas. Y así casi todos. Después, en cada lugar y según las circunstancias, los niños, una vez aprendido el juego, se las ingeniaban para conseguir los instrumentos necesarios para practicarlo”.
              
               La amplitud de estas manifestaciones lúdicas tradicionales hace inviable un estudio detallado de todas ellas en este espacio, por lo que proponemos un repaso por alguna de las más significativas en España para después centrarnos en las propias de nuestra provincia.
               Hay un tipo de juegos y deportes tradicionales cuyo contenido fundamental es la actividad locomotriz, utilizando el ejercicio para tal fin, en las distintas formas en que se puede presentar, como son marchas, carreras, saltos, trepas, equilibrios, etc. Se disputa por ver quien es más veloz, resistente o ágil. Este tipo de juegos se han desarrollado más en el norte de España, vinculados generalmente a fiestas patronales, ritos agrarios o desafíos atléticos. Los más significativos dentro de este tipo de juegos y deportes son las carreras pedestres de resistencia del País Vasco, Navarra y Alto Aragón y los Castells (torres humanas) de Aragón y Cataluña.
               Lanzar un móvil a la mayor distancia posible también ha dado motivo a diversos juegos, entre los que podemos citar el lanzamiento de barra vasca, la barra castellana, el tiro de bola de Aragón y el “tir de fona” (tiro con honda de la Comunidad Balear); así como diversos lanzamientos de piedras, palos o bastones.
               Si además de lanzar, queremos darle a algo (precisión), nos encontramos con el más amplio grupo de juegos y deportes tradicionales entre los que cabe significar:
·        Las numerosas modalidades de juegos de bolos, con más de 50 variedades y con una difusión geográfica similar e incluso más extensa que el otro deporte español por excelencia: la pelota.
·        El juego de la tuta, tanga, caliche, tarusa o tanguilla, denominaciones más frecuentes para un juego con numerosas modalidades regionales y locales.
·        El juego de bochas, prácticamente extinguido que ha sido sustituido por el juego de petanca.
·        El juego de “la calva”, muy representativo de Castilla y León, Madrid y Castilla-La Mancha.
               Hay un elemento esférico y elástico, con posibilidad de bote, que el hombre ha utilizado desde las civilizaciones más remotas (América precolombina, China, Egipto, Grecia, Roma...) como instrumento de juego, la pelota; que se puede lanzar, rodar, pasar y golpear. Destaca la “pelota vasca” con toda su complejidad en cuanto a modalidades y formas de juego y la “pelota valenciana”. Aunque con la pelota de una u otra forma, sea juego infantil o adulto; se juega prácticamente en todo el territorio.
               La pelea o contienda entre dos adversarios con o sin instrumentos, es también un elemento recurrente en los juegos y deportes tradicionales. La lucha leonesa, la lucha canaria y el “palo canario” son los más representativos. El hombre desde tiempos remotos, ha sentido la necesidad de mostrar y demostrar su fuerza, bien sea levantando o  bien desplazando diversos objetos, personas o pesos. El levantamiento de piedras (“harrijasoketa” en País Vasco y Navarra y la piedra canaria) u otros objetos (cántaros, sacos, yunques, arados...), la soga –tira (País vasco “soka-tira”, Navarra, Castilla y León, Castilla-La Mancha, Aragón y con menor intensidad en el resto de comunidades), el tiro de palo o de pica y el desafío de los “pulsos” son manifestaciones de este tipo.
               También en el agua se han desarrollado juegos y deportes tradicionales, destacan por su implantación, las pruebas de traineras, deporte tradicional de remo a banco fijo muy extendido en todo el litoral cantábrico. Pero también se dan pruebas a nado, descensos fluviales, travesías marítimas y regatas a vela.
               Los animales también han sido y son empleados como elementos de diversión y juego. La presencia y uso de animales en las fiestas y festejos locales es indiscutible y generalizada en todos los puntos de la geografía española. La pruebas y competiciones con animales de tracción, las carreras, las luchas de carneros, toros o gallos, la costumbre ancestral de correr gansos o pollos, o también el tiro a los mismos y el uso del toro en los festejos populares en sus diversas modalidades son buena prueba de ello, quedando reflejado en la pintura o literatura desde el siglo XV en adelante.
               Las ocupaciones habituales productivas de generaciones pasadas encaminadas a la obtención de recursos primarios o a trabajos artesanales e industriales, ya en desuso, han derivado a manifestaciones lúdico-deportivas revestidas de juego, desafío y apuesta.  Así nos encontramos con los cortadores de troncos “aizcolaris” y los concursos de siega o roturación.
               Y por último si damos un rápido repaso a los juegos infantiles más tradicionales, nos encontramos con juegos como el “escondite”, la “tula” o cogidos, el aro, “la pidola” o piola, “la pita” o estornija, el pañuelo, pies quietos, los rescates, los marros y los diferentes juegos de pelota, goma y cuerda o “comba”.





[1] MORENO PALOS, Cristobal . “Juegos y Deportes Tradicionales en España”. Alianza Editorial. Madrid 1992.
[2] TRIGO AZA, Eugenia. “Aplicación del Juego Tradicional en el currículum de Educación Física”. Ed. Paidotribo. Barcelona 1994.
[3] GARCÍA SERRANO, Rafael. “Juegos y deportes tradicionales en España”, Cátedras Universitarias, Universidad de Navarra, Ed. DNEF, Madrid, 1974.
[4] RUIZ VEGA, Antonio. LAHOZ GOIG, Israel y GOIG SOLER, Isabel. “Juegos populares Sorianos”. Ed. Asociación Cultural SAAS/2. Soria, 2000.

Juegos Tradicionales Sorianos

Juegos tradicionales sorianos. (Juan C. Pérez)


S
oria, tiene un gran patrimonio de juegos tradicionales, MORENO PALOS (1992 Op.Cit.) recoge en su obra en la pag. 121 un juego de lanzamiento al que denomina Bolos Sorianos y establece como características de los mismos (basándose en un trabajo de DELSO MARRÓN[i], 1982) las siguientes:
a)      El juego de bolos en Soria es ancestralmente practicado única y exclusivamente por las mujeres.
b)     Existe un juego denominado “de bolillos”, que es practicado por los hombres.

Juego de Bolos Sorianos:
·        Practicado exclusivamente por mujeres.
·        Se utilizan nueve o diez bolos troncocónicos de 40 ó 50 cm de longitud,, de los cuales uno de ellos es de mayor tamaño, que recibe el nombre de “minga”, “pinca” o “cinca”.
·        Se utiliza una bola esférica de palma.
·        La colocación de los bolos  típica es formando un circulo en torno a la minga, que se coloca en el centro del mismo. (En la actualidad esta colocación no se da, sino que se establecen tres filas de tres bolos, con la minga al fondo en la fila central).
·        La operación de “birlar” se realiza sólo a partir de que la jugadora haya alcanzado un número determinado de puntos (entre 25 y 40 puntos).
·        Las partidas se establecen, usualmente, de 50 a 60 puntos.
(En la actualidad no se suele “birlar” y las partidas se establecen a un número de tiradas de dos bolas cada tirada. Cada bolo vale un punto y la “minga” cinco; la que más puntos tiene al finalizar el número de tiradas concertado, gana).

Juego de bolillos:

·        Practicado exclusivamente por los hombres.
·        Se utilizan seis bolillos de 15 cm. de altura (actualmente más pequeños unos 12 cm) troncocónicos con cabeza esférica, y colocados juntos en dos filas de tres bolillos cada una.
·        Se lanza con las “tiraderas”, que son trozos de madera de forma troncocónica doble unidas por la base menor y que tienen 15 cm de longitud.
·        El objetivo es derribar un número impar de bolillos, siendo la mejor jugada el dejar sólo uno en pie en el menor número de tiradas posibles. Cada jugador lanza un máximo de tres tiraderas.

La zona de la provincia donde más se ha jugado y se sigue jugando a los bolillos es la zona de Berlanga de Duero, dirimiéndose, en algunas ocasiones, con ellos, quien será el pagano de las consumiciones. Un juego parecido a los bolillos está recogido por Juan José Jurado  como juego popular de Madrid con el nombre de “la billa”.

Un paseo por la Dehesa en Soria, lugar de juego de nuestros mayores o una visita a los Hogares de Mayores de capital y provincia, nos permiten comprobar como siguen jugando, además de a las cartas, a otros juegos tradicionales a los que también se suele jugar en la Fiesta del Pueblo. Además de los Bolos y Bolillos ya señalados podemos encontrar:

Juego de Tanguilla.
               En otros lugares de la geografía española denominado tuta, tanga o tarusa. Es un juego que se practica mucho en toda la provincia, normalmente en las Fiestas, aunque podemos ver mayores jugando a este juego muchos de los días de todo el año (salvo los crudos de invierno) en los márgenes de la Dehesa en la capital. Este juego incluso está reglamentado por la Junta de Castilla y León como deporte autóctono[ii] (al igual que la lucha leonesa, el bolo-tres tablones, el bolo burgalés, pasabolo tablón, lanzamiento de barra castellana, la calva, el billar romano, mocho, la chirumba, la monterilla, cercana, la rana y el herrón). 
                Básicamente consiste en lanzar desde una distancia predeterminada de antemano (aproximadamente entre 15 y 30 metros –oficialmente 22-) a una pieza “pingada” de madera o metal de entre 12 y 17 cm de altura y 4 cm de base (que puede estrecharse por el centro hasta un anillo de 2,8 cm de diámetro) denominada tuta, tarusa, tanga o tanguilla y que tiene encima una o varias monedas.

      
         Se lanza con dos discos metálicos biselados, de diámetro entre 9 y 12 cm y de un peso aproximado de 500 gr, denominados tangos, tostones, doblones o tejos.
               Se juega mejor en suelo de tierra que de hormigón o asfalto, aunque se practica en ambos.
               El objetivo es,  darle a la tanguilla con el tango y conseguir que la o las monedas que tiene encima queden más cerca del tango que de la tanguilla (sacar o hacer cama). Esto se puede conseguir de una vez, o con el segundo tango “arrimando” a la/las moneda/as. En competición oficial que se juega con una moneda, hacer cama es un tanto y se juega a seis. En campeonatos menos formales, darle a la tanguilla es un punto y hacer cama dos. Y los mayores suelen jugar a dinero, el jugador que consigue jugada (sacar cama) recibe una moneda de todos los demás participantes y la tanguilla se vuelve a “pingar”.
               RUIZ VEGA, A. y otros; recogen en su libro “Juegos populares sorianos” (Op.Cit.) que: “En Ágreda llaman “guita” a un juego casi igual a la tanguilla. Se diferencia en la altura de la tanga –17 cms.-, la anchura de los tejos –que en Ágreda se llaman “tiraderas”, es de 20 centímetros- y la distancia para tirar es de veinte metros”.

Juego de la Calva.
               El origen de la calva está en los ratos de ocio de la gente del campo (pastores y labradores, se le identifica como juego pastoril) de Casilla y León, donde, en ocasiones, intervenían apuestas. Ellos mismos eran quien recogían los cantos de los ríos y los pulían para convertirlos en cilindros, posteriormente, se empezó a utilizar la barra de metal. La calva, en su origen parece que fue un cuerno de cabra, aunque en la actualidad se utiliza una pieza de madera, de encina, roble u olmo (o cualquier otra madera que resista golpes) con forma en ángulo obtuso, asentada sobre uno de los brazos, denominado “zapata” y que levanta al aire el otro brazo denominado “alzada”.

              Se practica en diversas zonas de España con variantes en cuanto a la forma de jugar, así como en el material, utilizando otros nombres como: morrillo o chana.
               El juego consiste en colocar en el suelo la calva (denominada así por tener su alzada lisa) y lanzar desde una distancia previamente convenida –y muy variable según los jugadores- (algunos hablan de 12 pasos y oficialmente es entre 8 y 16 m. según las categorías) unas piezas denominadas “guarros”, “cantos”, “piedras” o “morrillos” de forma cilíndrica o casi, que pueden ser de piedra o hierro (aunque para escolares se pueden realizar unos torneados en madera de encina que alcanzan el suficiente peso y son menos peligrosos). El objetivo es pegar limpiamente , es decir, sin que rebote en el suelo, en la calva (parte lisa o alzada), no siendo válido darle en la zapata.
               Se puede jugar tanto individual como por equipos, forma más común; y la forma de puntuar es muy diversa. Una posibilidad en el juego individual, es anotar cuatro puntos cuando se de a la calva y se tira por primera vez, y luego el jugador continúa tirando a la calva, ya en la posición en que se encuentre, anotando dos puntos cada vez que se acierta a darle, hasta que se falla, pasando el turno a otro jugador. Y en equipo, se puede jugar a 21 o 25 tantos, dando un tanto por cada vez que se golpea limpiamente la alzada; el orden de tirada puede ser alternativo, o bien los miembros de un mismo equipo continúan lanzando si van consiguiendo tanto, hasta que falle uno y entonces pasan turno al otro equipo.
               Según Ruiz Vega, se conserva un documento de 1722 relacionado con el Burgo de Osma, en el cual se recrimina a unos jornaleros por hallarse jugando, el miércoles de ceniza, a la calva en la ciudad de Osma.

Juego de la Rana.
               La denominación de este juego es debida a los elementos materiales que se utilizan para el mismo, ya que el juego consiste en lanzar unas fichas hacia una mesa para introducirlas por la boca abierta de una rana metálica.
               Se encuentran antecedentes  del juego de la rana en Egipto (“hab-em-hau”, en varios papiros del museo de El Cairo) y Mesopotamia, así como en Grecia (“kottabos”) y Roma (el llamado “rompe ánforas”). Aunque su antecedente directo lo podemos encontrar en el siglo XVII en el juego francés denominado “tonueau”, que consiste en lanzar fichas a una mesa que posee diferentes agujeros, arcos y un molinete. La puntuación se otorga según la dificultad.
               En varias ciudades españolas, entre las que se encuentra Soria, en otros tiempos era corriente que en las tascas o ventorros, se situara un juego de la rana para esparcimiento de los clientes y cruce de apuestas. 

               Actualmente el juego consiste en una mesa de madera o metal, que tiene sujeta una rana de hierro (más grande que el tamaño natural del batracio) con la boca abierta (máxima puntuación). También suele llevar unos agujeros, dos puentes y un molinete (con puntuación variable dependiendo de la dificultad de acertar). A dicha mesa se lanza desde una distancia de unos 2, 3 o incluso 4 metros, diez discos de hierro de 38 mm. De diámetro y 7mm de grosor denominados “doblones” o “petacos” con la intención de acertar a la boca de la rana, o en su defecto a los agujeros. Debajo del soporte de la mesa hay un cajón con diferentes departamentos para recoger los “doblones” acertados e indicar la puntuación.

Juego de petanca o bochas.
               El Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua lo define como: “Juego entre dos o más personas, que consiste en tirar a cierta distancia unas bolas medianas y otra más pequeña, y gana el que se arrima más a ésta con las otras”.
               En España su denominación original no era  la petanca, sino  las bochas, estuvo bastante extendido y en su forma original se jugaba con bolas de madera de 12 a 15 cm de diámetro y de 800 a 1.200 g de peso. Moreno Palos asegura que además de Gerona y Albacete, fue practicado en la zona de Castilla y León, Levante y Baleares, donde se conoce con el nombre de “juego de la bolla”.
                La sustitución progresiva de las bolas de madera por las metálicas más modernas, se inicia en Cataluña a principios de siglo, al mismo tiempo que se va adoptando el término francés de petanca para designar al mismo. El juego de la petanca tuvo una gran difusión por Europa durante la Segunda Guerra Mundial y en la actualidad es un deporte federado que se juega en muchos países.
               Existe también un deporte paraolímpico para personas con parálisis cerebral que se denomina “Boccia” y que presenta la misma estructura de juego, aunque las bolas son de cuero rellenas de granos y miden 10 centímetros de diámetro aproximadamente, 6 son de color azul y otras 6 de color rojo. Además de la bola blanca que hace de boliche.
               El juego de petanca consiste en lanzar las bolas metálicas, intentando aproximarlas más que el contrario al boliche, bola más pequeña que se lanza al inicio de la partida y hace de blanco. La bola se coge con el brazo en pronación (se ve el dorso de la mano) y se lanza con un balanceo de atrás-adelante. Generalmente los petanquistas expertos logran darle efectos a la bola según el objetivo que persigan, que puede ser: acercarse al boliche (arrimar), golpear una bola del contrario y ocupar su lugar (tirar) o acercar la bola de un compañero al boliche (empujar). La bola se puede lanzar por el aire o rodando y se pueden diferenciar las tres operaciones básicas: arrimar, tirar o empujar ya descritas, dependiendo de las circunstancias del desarrollo del juego.
               Si se juega por equipos, un equipo lanza hasta que una de sus bolas está más cerca del boliche que las del contrario, en ese momento pasa el turno al otro equipo.
               En Soria capital se juega a la petanca en un lateral de la Dehesa o Alameda de Cervantes, donde se han habilitado  espacios para ello.

Juegos tradicionales infantiles

               Estos juegos descritos hasta ahora son juegos tradicionales que se juegan a una edad adulta, aunque también pueden ser jugados por los niños, simplemente adaptando un poco las normas y el material.

               Vamos a ver ahora una serie de juegos que también se transmiten oralmente de generación en generación, pero entre los propios niños, en esos tiempos y espacios que tienen de juego común (cada vez más difíciles de encontrar). Estos son los:

Juegos tradicionales infantiles.
              
Dentro de estos y acordándome en rápida relación sólo de los que jugué en mi infancia, aparecen los siguientes: El cogido y todas sus variantes (en alto, stop...), el escondite, las tabas, las canicas, la pita, el balontiro, los marros, el orien, los platillos (juegos con chapas), el burro largo, policías y ladrones, la goma, los calderones o rayuelas, el aro, el pañuelo, los tirachinas, los carromatos, la correa (o el cinto), las prendas, la patada al bote y la cuerda o comba, por acabar ya esta relación.

Amen de muchos otros juegos de pelota o balón, y aquellos otros que no necesitaban más que el propio cuerpo y a veces algún que otro “animal” para poder jugar a ellos. Muchos de estos juegos no tenían siquiera un nombre propio permanente e incluso sus reglas cambiaban con una gran frecuencia y facilidad.

               Dentro de algunos juegos, era tan importante la actividad motriz como las canciones y retahílas que acompañaban a los mismos. Como es el caso de la goma y de la comba.



               Vamos a terminar con una idea del grupo PRECU  (Corporación Producciones Educativas y Culturales) de Ecuador: ¡jugar es cosa seria!, no sólo por la alegría, también por su importancia.




[i] DELSO MARRÓN, G. “Juegos populares en la provincia de Soria”, tesina inédita, INEF, Madrid. 1982.
[ii] JUNTA DE CASTILLA Y LEÓN. DIRECCIÓN GENERAL DE JUVENTUD Y DEPORTES. “Los deportes autóctonos de Castilla y León”. Edita Consejería de Educación y Cultura. Valladolid 1985.