Juegos tradicionales sorianos. (Juan C. Pérez)
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oria, tiene un gran patrimonio de juegos
tradicionales, MORENO PALOS (1992 Op.Cit.) recoge en su obra en la pag. 121 un
juego de lanzamiento al que denomina Bolos Sorianos y establece como
características de los mismos (basándose en un trabajo de DELSO MARRÓN[i],
1982) las siguientes:
a) El juego de bolos en Soria es
ancestralmente practicado única y exclusivamente por las mujeres.
b) Existe un juego denominado “de bolillos”,
que es practicado por los hombres.
Juego de Bolos Sorianos:
·
Practicado exclusivamente por mujeres.
·
Se utilizan nueve o diez bolos
troncocónicos de 40 ó 50 cm de longitud,, de los cuales uno de ellos es de
mayor tamaño, que recibe el nombre de “minga”, “pinca” o “cinca”.
·
Se utiliza una bola esférica de palma.
·
La colocación de los bolos típica es formando un circulo en torno a la
minga, que se coloca en el centro del mismo. (En la actualidad esta colocación no se da, sino que
se establecen tres filas de tres bolos, con la minga al fondo en la fila
central).
·
La operación de “birlar” se realiza sólo
a partir de que la jugadora haya alcanzado un número determinado de puntos
(entre 25 y 40 puntos).
·
Las partidas se establecen, usualmente,
de 50 a 60 puntos.
(En la actualidad no se suele “birlar” y
las partidas se establecen a un número de tiradas de dos bolas cada tirada.
Cada bolo vale un punto y la “minga” cinco; la que más puntos tiene al
finalizar el número de tiradas concertado, gana).
Juego de bolillos:
·
Practicado
exclusivamente por los hombres.
·
Se utilizan seis bolillos de 15 cm. de
altura (actualmente más
pequeños unos 12 cm) troncocónicos con
cabeza esférica, y colocados juntos en dos filas de tres bolillos cada una.
·
Se lanza con las “tiraderas”, que son
trozos de madera de forma troncocónica doble unidas por la base menor y que
tienen 15 cm de longitud.
·
El objetivo es derribar un número impar
de bolillos, siendo la mejor jugada el dejar sólo uno en pie en el menor número
de tiradas posibles. Cada jugador lanza un máximo de tres tiraderas.
La zona de la provincia donde más se ha
jugado y se sigue jugando a los bolillos es la zona de Berlanga de Duero,
dirimiéndose, en algunas ocasiones, con ellos, quien será el pagano de las
consumiciones. Un juego parecido a los bolillos está recogido por Juan José
Jurado como juego popular de Madrid con
el nombre de “la billa”.
Un paseo por la Dehesa en Soria, lugar de
juego de nuestros mayores o una visita a los Hogares de Mayores de capital y
provincia, nos permiten comprobar como siguen jugando, además de a las cartas,
a otros juegos tradicionales a los que también se suele jugar en la Fiesta del
Pueblo. Además de los Bolos y Bolillos ya señalados podemos encontrar:
Juego de Tanguilla.
En
otros lugares de la geografía española denominado tuta, tanga o tarusa. Es un
juego que se practica mucho en toda la provincia, normalmente en las Fiestas,
aunque podemos ver mayores jugando a este juego muchos de los días de todo el
año (salvo los crudos de invierno) en los márgenes de la Dehesa en la capital.
Este juego incluso está reglamentado por la Junta de Castilla y León como
deporte autóctono[ii] (al
igual que la lucha leonesa, el bolo-tres tablones, el bolo burgalés, pasabolo
tablón, lanzamiento de barra castellana, la calva, el billar romano, mocho, la
chirumba, la monterilla, cercana, la rana y el herrón).
Se
juega mejor en suelo de tierra que de hormigón o asfalto, aunque se practica en
ambos.
El
objetivo es, darle a la tanguilla con el
tango y conseguir que la o las monedas que tiene encima queden más cerca del
tango que de la tanguilla (sacar o hacer cama). Esto se puede conseguir de una
vez, o con el segundo tango “arrimando” a la/las moneda/as. En competición
oficial que se juega con una moneda, hacer cama es un tanto y se juega a seis.
En campeonatos menos formales, darle a la tanguilla es un punto y hacer cama
dos. Y los mayores suelen jugar a dinero, el jugador que consigue jugada (sacar
cama) recibe una moneda de todos los demás participantes y la tanguilla se
vuelve a “pingar”.
RUIZ
VEGA, A. y otros; recogen en su libro “Juegos
populares sorianos” (Op.Cit.) que: “En Ágreda llaman “guita” a un juego
casi igual a la tanguilla. Se diferencia en la altura de la tanga –17 cms.-, la
anchura de los tejos –que en Ágreda se llaman “tiraderas”, es de 20
centímetros- y la distancia para tirar es de veinte metros”.
Juego de la Calva.
El
origen de la calva está en los ratos de ocio de la gente del campo (pastores y
labradores, se le identifica como juego pastoril) de Casilla y León, donde, en
ocasiones, intervenían apuestas. Ellos mismos eran quien recogían los cantos de
los ríos y los pulían para convertirlos en cilindros, posteriormente, se empezó
a utilizar la barra de metal. La calva, en su origen parece que fue un cuerno
de cabra, aunque en la actualidad se utiliza una pieza de madera, de encina,
roble u olmo (o cualquier otra madera que resista golpes) con forma en ángulo
obtuso, asentada sobre uno de los brazos, denominado “zapata” y que levanta al
aire el otro brazo denominado “alzada”.
El
juego consiste en colocar en el suelo la calva (denominada así por tener su
alzada lisa) y lanzar desde una distancia previamente convenida –y muy variable
según los jugadores- (algunos hablan de 12 pasos y oficialmente es entre 8 y 16
m. según las categorías) unas piezas denominadas “guarros”, “cantos”, “piedras”
o “morrillos” de forma cilíndrica o casi, que pueden ser de piedra o hierro
(aunque para escolares se pueden realizar unos torneados en madera de encina
que alcanzan el suficiente peso y son menos peligrosos). El objetivo es pegar
limpiamente , es decir, sin que rebote en el suelo, en la calva (parte lisa o
alzada), no siendo válido darle en la zapata.
Se
puede jugar tanto individual como por equipos, forma más común; y la forma de
puntuar es muy diversa. Una posibilidad en el juego individual, es anotar
cuatro puntos cuando se de a la calva y se tira por primera vez, y luego el
jugador continúa tirando a la calva, ya en la posición en que se encuentre,
anotando dos puntos cada vez que se acierta a darle, hasta que se falla,
pasando el turno a otro jugador. Y en equipo, se puede jugar a 21 o 25 tantos,
dando un tanto por cada vez que se golpea limpiamente la alzada; el orden de
tirada puede ser alternativo, o bien los miembros de un mismo equipo continúan
lanzando si van consiguiendo tanto, hasta que falle uno y entonces pasan turno
al otro equipo.
Según
Ruiz Vega, se conserva un documento de 1722 relacionado con el Burgo de Osma,
en el cual se recrimina a unos jornaleros por hallarse jugando, el miércoles de
ceniza, a la calva en la ciudad de Osma.
Juego de la Rana.
La
denominación de este juego es debida a los elementos materiales que se utilizan
para el mismo, ya que el juego consiste en lanzar unas fichas hacia una mesa
para introducirlas por la boca abierta de una rana metálica.
Se
encuentran antecedentes del juego de la
rana en Egipto (“hab-em-hau”, en varios papiros del museo de El Cairo) y
Mesopotamia, así como en Grecia (“kottabos”) y Roma (el llamado “rompe
ánforas”). Aunque su antecedente directo lo podemos encontrar en el siglo XVII
en el juego francés denominado “tonueau”, que consiste en lanzar fichas a una
mesa que posee diferentes agujeros, arcos y un molinete. La puntuación se
otorga según la dificultad.
En
varias ciudades españolas, entre las que se encuentra Soria, en otros tiempos
era corriente que en las tascas o ventorros, se situara un juego de la rana
para esparcimiento de los clientes y cruce de apuestas.
Actualmente
el juego consiste en una mesa de madera o metal, que tiene sujeta una rana de
hierro (más grande que el tamaño natural del batracio) con la boca abierta
(máxima puntuación). También suele llevar unos agujeros, dos puentes y un
molinete (con puntuación variable dependiendo de la dificultad de acertar). A
dicha mesa se lanza desde una distancia de unos 2, 3 o incluso 4 metros, diez
discos de hierro de 38 mm. De diámetro y 7mm de grosor denominados “doblones” o
“petacos” con la intención de acertar a la boca de la rana, o en su defecto a
los agujeros. Debajo del soporte de la mesa hay un cajón con diferentes
departamentos para recoger los “doblones” acertados e indicar la puntuación.
Juego de petanca o bochas.
El
Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua lo define como: “Juego
entre dos o más personas, que consiste en tirar a cierta distancia unas bolas
medianas y otra más pequeña, y gana el que se arrima más a ésta con las otras”.
En
España su denominación original no era
la petanca, sino las
bochas, estuvo bastante extendido y en su forma original se jugaba con
bolas de madera de 12 a 15 cm de diámetro y de 800 a 1.200 g de peso. Moreno
Palos asegura que además de Gerona y Albacete, fue practicado en la zona de
Castilla y León, Levante y Baleares, donde se conoce con el nombre de “juego de
la bolla”.
La
sustitución progresiva de las bolas de madera por las metálicas más modernas,
se inicia en Cataluña a principios de siglo, al mismo tiempo que se va
adoptando el término francés de petanca para designar al mismo. El juego de la
petanca tuvo una gran difusión por Europa durante la Segunda Guerra Mundial y
en la actualidad es un deporte federado que se juega en muchos países.
Existe
también un deporte paraolímpico para personas con parálisis cerebral que se
denomina “Boccia” y que presenta la misma estructura de juego, aunque las bolas
son de cuero rellenas de granos y miden 10 centímetros de diámetro
aproximadamente, 6 son de color azul y otras 6 de color rojo. Además de la bola
blanca que hace de boliche.
El
juego de petanca consiste en lanzar las bolas metálicas, intentando
aproximarlas más que el contrario al boliche, bola más pequeña que se lanza al
inicio de la partida y hace de blanco. La bola se coge con el brazo en pronación
(se ve el dorso de la mano) y se lanza con un balanceo de atrás-adelante.
Generalmente los petanquistas expertos logran darle efectos a la bola según el
objetivo que persigan, que puede ser: acercarse al boliche (arrimar), golpear
una bola del contrario y ocupar su lugar (tirar) o acercar la bola de un
compañero al boliche (empujar). La bola se puede lanzar por el aire o rodando y
se pueden diferenciar las tres operaciones básicas: arrimar, tirar o empujar ya
descritas, dependiendo de las circunstancias del desarrollo del juego.
Si
se juega por equipos, un equipo lanza hasta que una de sus bolas está más cerca
del boliche que las del contrario, en ese momento pasa el turno al otro equipo.
En
Soria capital se juega a la petanca en un lateral de la Dehesa o Alameda de
Cervantes, donde se han habilitado
espacios para ello.
Juegos tradicionales infantiles
Estos
juegos descritos hasta ahora son juegos tradicionales que se juegan a una edad
adulta, aunque también pueden ser jugados por los niños, simplemente adaptando
un poco las normas y el material.
Vamos
a ver ahora una serie de juegos que también se transmiten oralmente de
generación en generación, pero entre los propios niños, en esos tiempos y
espacios que tienen de juego común (cada vez más difíciles de encontrar). Estos
son los:
Juegos tradicionales infantiles.
Dentro de estos y acordándome en rápida relación
sólo de los que jugué en mi infancia, aparecen los siguientes: El cogido y
todas sus variantes (en alto, stop...), el escondite, las tabas, las canicas,
la pita, el balontiro, los marros, el orien, los platillos (juegos con chapas),
el burro largo, policías y ladrones, la goma, los calderones o rayuelas, el
aro, el pañuelo, los tirachinas, los carromatos, la correa (o el cinto), las
prendas, la patada al bote y la cuerda o comba, por acabar ya esta relación.
Amen de muchos otros juegos de pelota o
balón, y aquellos otros que no necesitaban más que el propio cuerpo y a veces
algún que otro “animal” para poder jugar a ellos. Muchos de estos juegos no
tenían siquiera un nombre propio permanente e incluso sus reglas cambiaban con
una gran frecuencia y facilidad.
Dentro
de algunos juegos, era tan importante la actividad motriz como las canciones y
retahílas que acompañaban a los mismos. Como es el caso de la goma y de la
comba.
Vamos
a terminar con una idea del grupo PRECU
(Corporación Producciones Educativas y Culturales) de Ecuador:
¡jugar es cosa seria!, no sólo por la alegría, también por su
importancia.